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La calle ¿es tuya?

La calle ¿es tuya?

Sant Félix y Sant Pere, dos barrios jugando en busca de una identidad común.

Girona, 13 de julio de 2013

Son las 17h de la tarde y el sol cae sin piedad y condensa el aire en la desierta Plaza del Barrio de Sant Pere.

Ruido metálico de rejas abriéndose, sonido de arrastre de bidones vacios contra el pavimento, movimiento de mangueras y de señales de tráfico hechas de maderas, cuerdas y otros aperos necesarios para la liza: sonidos que rompen el silencio y el sosiego de la aledaña Plataforma de Galligants, situada al final de la calle Bellaire.

Cuatro personas montan, organizan, colocan, debaten y aguardan expectantes a los que seràn los participantes de la I Batalla Interbarris entre los barrios gerundenses de Sant Pere y San Félix.

Poco a poco grupúsculos de guerreros, guarnidos con pistolas multicolor, se aproximan tímidamente a la plaza y comienzan a agolparse en sendos lados. Los luchadores de cada barrio se presentan en sus filas ante sus compañeros y comienzan a cubrir sus caras con pinturas de guerra: San Félix de azul; Sant Pere de verde.

Adultos, niños, mujeres con carritos de bebés, padres con sus hijos, hombres de mediana edad e incluso algún perro; todos congregados en la plaza escuchan atentos en círculo las reglas de la batalla que Álvaro y Sergi,  miembros de la Colectivo Transeünts y promotores de la iniciativa, van cantando, mientras cargan sus armas de agua.

La batalla està servida. Y, pasadas la cinco, comienza la disputa que los lleva enfrentarse por la  propiedad de una calle del barrio contrario. Pero ¿sólo de una calle? ¿o La Calle?

La guerra

P1030559La batalla comienza con una saltada a la comba colectiva: cada equipo tiene que conseguir que cinco de sus miembros, entrando uno por uno a saltar dentro de la soga, hagan el mayor número de saltos posible. A Sant Pere se le atraganta la prueba y sólo consigue hacer saltar a tres personas. San Félix, al segundo intento, consigue hacer saltar a cinco. Punto para San Félix.

En la segunda prueba los vecinos de cada barrio lanzan contra una diana gigante pelotas de tenis bañadas en harina. Son catapultadas por un tirachinas que, construído con cámaras de rueda de bicicleta, está aposentado sobre los bolardos de la plaza, y que estirado por miembros de cada barrio lanza las pelotas contra el blanco para sumar puntos a cada equipo. San Félix, 177 puntos; Sant Pere, 60. Punto para San Félix.

La tercera prueba: estirar de la cuerda. Resultado de  2 a 0 para Sant Pere.

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Es una guerra de coros, de gritos de ánimos, de miradas de complicidad, de abrazos, sonrisas y celebraciones; de cuerdas y gomas que se rompen, se reparan y se vuelven a romper; de niños y punkys que se suman, abuelos que aplauden y gente que mira, remira y admira; de pistolas que se multiplican y comparten, de reglas que se reinventan y adaptan y jueces imparciales a pesar de los colores de sus caras. Es una batalla de comunión.

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Y a las siete de la tarde llega ya la prueba final, la batalla definitiva: los dos equipos tendrán que buscar dentro de los límites territoriales del barrio contrario una bandera escondida por sus contrincantes. Organizados en grupos de defensa y de ataque recorren las calles con cautela y auscultan con minuciosidad los recovecos, muchos de ellos desconocidos hasta el momento, de la

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barriada contraria. Se explora, se descubre, se vive una excitación colectiva y una concentración grupal inusual que deja a los vecinos, los que no participan, pasmados ante la imagen de individuos recorriendo sus calles pistola en mano, la cara pintada y las ropas mojadas, con suma concentración.

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Sant Félix encuentra la bandera en primer lugar y se declara vencedor de la I Batalla Interbarris entre las dos demarcaciones. Estalla el júbilo y todos, reencontrados en la Plataforma dels Galligants, lo celebran con una batalla campal a base de agua que termina con los 200 litros de los bidones allí dispuestos.

Resultado y victoria

Si bien el resultado de la batalla es un sumando que hace que Sant Fèlix sea quien finalmente secuestre una calle de Sant Pere durante un año, la realidad es que la victoria es para los vecinos de ambos barrios.

La I Batalla Interbarrios celebrada en Girona nace con la vocación de convertir el juego en una excusa para la cohesión social con un claro trasfondo reivindicativo.

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El germen para esta guerra se sembró en Barcelona en el mes de noviembre, en el workshop de Ciutat Beta que exploraba las posibilidades del juego para generar redes comunitarias y que aterrizó en Girona llevado por el Col·lectiu Transeünts, uno de los conectores. Planteada a los vecinos la propuesta en un proceso abierto, participativo, dialógico e integral, la acción terminó por cristalizar en un verdadero proyecto comunitario, que se espera siente las bases de un proceso de empoderamiento vecinal.

Se trataba no sólo de jugar, sino de construir una identidad común a través del juego. Y es que tras las sucesivas remodelaciones que sufrió el barrio de Sant Fèlix como consecuencia del Plan Especial de Reforma Interior (PERI, 1983-2007), de mayor acción e incidencia a finales de los años 90, el entorno urbanístico se mejoró a costa de desmontar en buena parte la comunidad.

Al desaparecer edificios y manzanas y ser sustituidas por nuevas plazas y nuevos espacios públicos abiertos, muchos de los vecinos tuvieron que cambiar su residencia de toda una vida y dejar que sus calles fueran ocupadas por minipisos monofamiliares para residentes pasajeros. Los juegos celebrados el pasado sábado sirvieron para recuperar y revitalizar los viejos lazos. La guerra se transformó en unión.

Y el hecho de que el campo de batalla fuera una plaza pública no es casual. Se trata de una nueva forma de protesta vecinal, en este caso, contra las Ordenanzas municipales de 1996 y 2012 que prohíben jugar en la calle y regulan las actividades lúdicas en lugares públicos. La I Guerra Interbarris se celebró sin permiso en la vía pública y se autorregulo bajo el signo del civismo lógico propio de la convivencia en lugar de hacerlo bajo los designios y los protocolos municipales.

La Revancha

Conquistar una calle del barrio contrario no es un final, sino un comienzo. El comienzo para que se empiece a hablar del nuevo propietario de la Plaza de Sant Pere; el pistoletazo para los correveidiles que narrarán qué pasó el sábado en el las calles de los dos barrios; y, ante todo, la siembra de la semilla que inicia el proceso de gestación de la que será la II Guerra Interbarris, en 2014. Y la del deseo de que la batalla del 2014 lleve a la del 2015 y que ésta, a la del año siguiente. Y así sucesivamente, año tras año, hasta que las guerras se dejen de contar y la batalla se convierta en un fiesta popular más, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

¿Una conclusión final?

En la I Guerra Interbarris que enfrentó a Sant Fèlix i Sant Pere el juego se vivió como una lucha; la lucha se convirtió en unión; y esa unión hará su fuerza. Porque aquí todos ganan. Porque, ahora sí, La Calle, en mayúsculas, es suya.

Propósito conseguido.

      Carolina Marcos Pin

Dinamitzadora Comunitària

Més informació: www.facebook.com/collectiu.transeunts

  • Pep Guasch

    Muy buen artículo. Si, esta debe ser una de las metas en CiutatBeta. Aportar ideas,
    facilidades, motivación, ilusión…para ayudar a generar y construir estos
    espacios de comunicacion entre vecinos. Recuperarlos también (antes solía haber
    mas). Reclamar el espacio público otra vez, una fuente de dignificacion para
    los vecinos, para ejercer una real ciudadanía…